viernes, 15 de septiembre de 2017

INUNDACIÓN, PAZ MONSERRAT REVILLO

Fue la hora con más minutos de toda mi vida. Las paredes se acercaban a mí y se separaban con la cadencia de un músculo cardíaco gigante y de color verde. Por fin acabó la clase, y yo cerré la libreta con una copia de todas las divisiones resueltas en la pizarra por la profesora y otras tantas propuestas como deberes para el día siguiente. Eran incomprensibles, inabarcable, incluso para una alumna aplicada como yo. En silencio, sudando e invadida por un sollozo que trataba de ahogar, guardé el cuaderno de matemáticas en mi cartera sin apenas atreverme a mirar a mi alrededor. De haber podido me habría metido también yo en el fondo de esa cartera de cuero, dentro del estuche, entre los colores para que nadie me encontrara


2 comentarios: