viernes, 1 de mayo de 2015

AÑOS DE PENITENCIA, CARLOS BARRAL (II)

Los maestros que habíamos tenido parecían, en las horas de escuela, haber sido forzados a comparecer, levantados por fuerza de camas en que hubieran yacidos aquejados de vergonzosa colitis o de devoradoras fiebres. Sus reacciones eran siempre inoportunas, su porte generalmente ridículo. Su humanidad hambrienta y asustada, la condición huidiza, eran demasiado visibles, le impedían investirse del escaso ropaje de seguridad y de poder que basta para impresionar a los niños.


Años de penitencia, Alianza Tres, pág 14

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