viernes, 23 de enero de 2015

LA LARGA RISA DE ESTOS AÑOS, FOGWILL

Ochenta y tres. Empieza otro año y llegan nuevas promociones de alumnos. Cada cuatrimestre los estudiantes me parecen más jóvenes, más niños. Es porque en mi memoria los alumnos de antes han seguido creciendo o envejeciendo, aunque nunca los haya vuelto a ver.
En mi memoria crecen y envejecen muchachos y muchachas que murieron poco después de aprobar el examen final, hace cinco o diez años.
Mi memoria de mí continúa intacta. Me imagino como el día en que comencé en la cátedra, hace ya doce años.
Tenía veintisiete


Cuentos completos, Fogwill, Alfaguara, pág 121 

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